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Cambio, adaptación y evolución: el camino hacia una vida extraordinaria

Cambio, adaptación y evolución: el camino hacia una vida extraordinaria

La Torre Eiffel, el Golden Gate, la Torre de Pisa, la Sydney Opera House, el Millenium Eye en Londres, coliseos deportivos, catedrales, centros comerciales… todos ellos tienen algo en común. Algo muy sencillo —que no simple—. Tan sencillo como que se trata de la forma poligonal más básica en la que podamos pensar.

Sí, justo esa… los triángulos.

¿Y por qué, si te has descargado un manual de filosofía aplicada a la vida moderna, te estoy hablando de ingeniería y de geometría?

Porque los triángulos son, geométricamente hablando, la estructura más fuerte del universo. Y, por serlo, son tan buen punto de partida para un manual tal que este como lo podría ser cualquier otro (punto de partida, ojo, que no cualquier polígono, por si ya te habías perdido).

Ahora bien, su importancia radica en… ¿Sabrías decirme en que radica su importancia antes de que sea yo el que te lo explique?

Pues resulta que los triángulos son, en términos geométricos, la estructura más fuerte del universo. Y es que…

Cualquier fuerza aplicada a uno de los vértices de un triángulo se distribuye a lo largo de sus lados de manera uniforme. Esto implica que un triángulo es intrínsecamente estable y que resiste deformaciones mejor que cualquier otra forma geométrica.
Ibai Fernández 2023
Ibai Fernández
Filosofía Rebelde

Principio de la Autenticidad y la Exploración Continua

Y si a algo estamos sometidos los humanos —en tanto que humanos, seres conscientes y pensantes— a lo largo de nuestra vida… sin duda que es a las deformaciones —entendidas estas como alteraciones—. Porque desde que nacemos hasta que nos morimos hay una constante que enfrentamos todos a cada segundo que pasa, del más rico al más pobre, del más poderoso al más pusilánime…

Y no, definitivamente no son los triángulos… Son…

Los cambios.
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Todo cambio es una alteración de algo de un estado A… a un estado B. Si entendemos el proceso del cambio —el momento exacto en el que se produce, como otro momento en el tiempo, estaríamos hablando de un punto C.

¿Y qué tiene un triángulo? Tres lados, tres vértices y tres ángulos.

A, B… y C.

¿Tengo alguna especial intención porque os obsesionéis con los triángulos?

No, ni mucho menos.

Lo que si quiero es que saquemos de ellos un par de importantes conclusiones:

Menos es más.
Ibai Fernández 2023
Ibai Fernández
Filosofía Rebelde

Tengamos —una vez más— en cuenta que no hay polígono de dos lados —un círculo no es un polígono, por si ya se os ha echado a divagar la cabeza al respecto de que en punto de esta disertación puedo andar equivocándome—; por tanto, el triángulo es el polígono posible de menor número de lados. 

Sin embargo —una vez más—, es geométricamente hablando la estructura más fuerte del universo. Lo mínimo da lo máximo. Ni que decir tiene lo mucho que se puede inferir de una realidad —física, matemática— así, ¿verdad?

Por ser la estructura (geométricamente hablando) más fuerte del universo es la que mejor resiste las deformaciones; esto es, los cambios.

(Sí, ya sé: «¿Por qué se repite tanto el tío este?»).

¿Y de qué se trata la vida sino de adaptarse a los cambios?

—Pero, espera… adapatarse no es resistir… ¿verdad?

Bien, veo que estás espabilado. Si lo has pensado a solas, tanto mejor; de otro modo, ya tienes en qué pensar.

Porque, efectivamente, resistir y adaptarse no solo son dos cosas diferentes, sino que pueden llegar a ser dos cosas completamente opuestas. ¿Acaso no se habla de «resistencia al cambio» en multitud de escenarios tales que los que a continuación enumero? Cambio de trabajo, cambios en el lugar de trabajo, cambios en la dirección de la empresa que nos da trabajo, cambios en nuestras relaciones personales, cambios ante el paso del tiempo, cambio ante la implementación de nuevas tecnologías, cambios ante los nuevos modelos de negocio, cambio en políticas y procedimientos de pequeñas instituciones, cambios en políticas y procedimientos de grandes instituciones (¿Alguien entre el público dijo «el Estado»?), cambios en los productos y servicios, cambios de vivienda, cambios en los modelos educativos, cambios en los apetitos carnales, cambios en la sociedad, cambios culturales…

¿Podemos ya concluir que la vida es cambio?

Entonces, ¿por qué querríamos resistir las deformaciones en lugar de adaptarnos a ellas?

De nuevo, si has llegado a esa conclusión antes de leerla quizás no necesites un manual como este… o quizás seas quien mejor vaya a aprovecharlo.

Sea como fuere, lo cierto es que:

  1. Sí, la vida es cambio.
  2. Sí, el cambio es una constante en nuestra vida.
  3. Sí, por mucho que intentemos resistir a él, el cambio siempre está presente.

Mira, si no, el reloj, y date cuenta cómo vas cambiando cada vez que se mueve el segundero: ¡Felicidades, ya eres un segundo más viejo! Eres —en un sistema relativo a la unidad que implica el segundo— bastante más anciano que hace las 801 palabras que ahora llevamos compartidas. Puedes contarlas. Yo no lo he hecho, pero sí mi ordenador. Y estas máquinas tienden a equivocarse poquito.

Otras cosas que podemos comenzar a acordar, si gustas, desde el momento presente es que:

  1. Tres puntos son suficientes para crear la estructura más poderosa del universo (geométricamente hablando, cuanto menos).
  2. Menos es más —esto es, no hace falta siempre ser el más grande ni el mejor ni el más númeroso para alcanzar el máximo rendimiento personal—.  
  3. Y contra el cambio o a su respecto tenemos dos formas de reaccionar: resistiendo o adaptándonos. Evolucionando.

Si nos hubiéramos resistido al cambio como especie, por ejemplo, probablemente no estaríamos leyendo esto (ni escuchando a Bad Bunny ni viendo reality shows —dos elementos de la actualidad que, no obstante, bien nos podrían hacernos plantear si la evolución ha valido la pena y hasta qué punto—). Pero tampoco tendríamos a Mozart ni el cine de Bertolucci.

No, no, tranquilidad, por favor… no huyas. Este manual no se trata de hacer crítica de los que sean los gustos de nadie en lo que a entretenimiento se refiere. Mozart te puede parecer un pelmazo y Bad Bunny el único cantante que verdaderamente merece trascender a la humanidad una vez esta desaparezca… pero nada de eso podría ser más indiferente a los propósitos de este manual, de verdad.

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Aquí estamos para hablar de triángulos, de cambio, de adaptación… y de supervivencia.

Por qué al final del día —ya nos lo enseñó Darwin— solo los más fuertes sobreviven.

¿Y quiénes sobreviven? Los que se adaptan. Y en ese orden de cosas, por si alguien quiere traerlo a colación, sí, hasta los cocodrilos han tenido que adaptarse —por tanto, evolucionar— para garantizar la supervivencia de su especie. Lo digo porque ya tenemos al listo de la clase en la penúltima fila levantando la mano con ganas de dejar al ponente en ridículo de ser posible.

Pues no, hijo mío: hasta los cocodrilos han tenido que evolucionar desde que se originara su linaje hace aproximadamente 83 millones de años —concretamente durante el período Cretácico—.

Pero volviendo a los triángulos…

¿Qué tienen que ver los triángulos con la base de una vida extraordinaria?

La base de una vida extraordinaria se compone del mismo número de lados, ángulos y vértices que tiene un triángulo.

—No, hijo mío, no son 9; tres de cada… siéntese, relájase y escuche, por favor. Si gusta, al final de mi disertación le explica usted a la clase de cuántas formas estoy equivocado, pero dése el placer de relajarse un poco desde aquí hasta entonces… y escuche.

Como decía, la base de una vida extraordinaria se compone del mismo número de lados, ángulos y vértices que tiene un triángulo: tres.

Y como los vértices, los ángulos o los lados de un triángulo, es imposible definir el que va primero. Luego, imaginémonos un ciclo… pero triangular, claro.

Elegiremos el vértice que más nos apetezca y lo llamaremos «A». Lo conoceremos también como «punto de partida». El siguiente —nos guste ir en la dirección que nos guste ir— lo llamaremos «B» —aunque también lo conoceremos como «meta». Y al que resta, llamándolo «B»… lo conoceremos como plan.

Lo sé, me consta: no he descubierto el agua tibia. Pero sí que, de entrada, he simplificado lo más posible, que ya es mucho más de lo que otros consiguen hacer, al respecto de qué se necesita para vivir una vida extraordinaria; esto es:

Los pilares fundamentales: construyendo el fundamento para una vida extraordinaria

Ese lugar —no solo físico, sino también definitivamente mental, abstracto en definitiva— en el que nos encontramos y que no hay forma —no deberíamos, cuanto menos— menospreciar. Es el fundamento. Nuestro fundamento. E igual que todas las construcciones que hace más de 1.400 palabras comenzamos a citar, nuestra vida también necesita (y merece) un sólido fundamento.

Ninguna casa se empieza a construir por el tejado así como ningún saco vacío se mantiene en pie. Solo que nuestro saco —metafórico— es un poquito más complejo de rellenar que el típico saco de arpillera donde se guarda grano, harina, arena u otras materias primas.

Aunque, precisamente, lo primero que vamos a necesitar nosotros para llenar ese saco es materia prima.

Y, en tal sentido, nada prima más que una buena alimentación, una buena hidratación y un buen sueño. Prima tanto como estar a resguardo debajo de una tormenta o conforme se acerca un huracán… y no prestarle atención a tan simples deberes para con nosotros mismos es ganas de abocarnos a un estrepitoso fracaso antes incluso de haber escuchado cuál será la misión. Horrible.

Pero no es lo único, porque somos hombres —y mujeres, que viva la paridad—; y como dice el dicho, «no solo de pan vive el hombre… ni la mujer… ni cualquier persona que no se sienta parte de un género o del otro… o que incluso quiera negar el género convirtiéndolo en un constructo cultural propio de una sociedad que… Ya os conocéis el discurso, ¿cierto? Ojo, que no lo juzgo, pero la verdad que comienza a darme pereza escucharlo. Pero nos hemos desviado, ¿por dónde iba?

Ah, sí. Que no solo de pan vive el que sea, sino que hay que alimentar otras facetas de nuestra vida para tener esos sólidos fundamentos, ese sólido punto de partida desde el que comenzar nuestra misión. ¿Y cuáles son esas facetas?

Sencillo: necesitamos, pa’ empezar, pan pa’ nuestra cabeza. Y aquí, por si no te habías dado cuenta ya, el pan es una metáfora. Lo que necesitamos es pensamientos, experiencias, conocimientos, vivencias que alimenten nuestra cabeza (oh, qué casualidad, otra metáfora). Necesitamos alimentar nuestro intelecto, esto es un hecho.

Pero los alimentos —una tercera metáfora— que necesitamos no acaban ahí, ya que hay, mínimo, otros dos tipos que sin duda necesitamos para construir los que serán los pilares de nuestra gran edificación.

Se trata del relleno emocional y, por último, del relleno espiritual.

Permitidme empezar por este último:

Relleno espiritual no implica la obligación de tener una fe estricta… salvo en uno mismo. Cuando hablo de relleno espiritual no os estoy aconsejando que os hagáis de esta o de aquella religión, que lo dejéis todo para aspirar a un ente con superpoderes y la capacidad (moral) de juzgarnos a todos ni mucho menos… o sí. Quiero decir, sé libre a la hora de decidir en qué crees, pero, por lo menos, cree en ti, en lo que eres y en todo lo que puedes llegar a ser.

A ese margen, además, desarrolla alguna suerte de conexión espiritual con lo que sea que te la produzca. Una afición que absorba toda tu atención al tiempo de ponerla en práctica sin duda que puede resultar en una conexión espiritual de lo más útil a efectos de sentir ese «lleno interior». También puede ser, más simplemente, un concepto.

A mí, por ejemplo, me gusta el del infinito. Es un concepto que merece la pena analizar —aunque este no sea el foro adecuado para ello—. Pero —a título personal— es algo que me permite mostrar un agradecimiento continuo… ¿y qué mejor forma de conectar espiritualmente con algo que estar completamente agradecido? Yo, en el caso del infinito, agradezco por «el breve momento de conciencia que me permite», por esta pequeña ondulación en un espectro que nunca termina y que, por tanto, deja de ser concebible para nosotros, tal y como lo son (o mejor dicho, lo deberían ser) todos esos dioses a los que a los humanos tanto gusta dibujar con formas humanas, barbas humanas, trenzas humanas, armas humanas, debilidades humanas, virtudes humanas… El infinito no es humano y no siente ni padece. Ha estado y estará siempre y es imposible llegar a abarcar su poder con el pensamiento. Pero en toda esa magnanimidad, me permite ser yo, me permite existir; muy, muy brevemente, pero aquí estoy… 2.092 palabras más tarde partiéndote las pelotas —o los ovarios— tratando de que consideres cualquier forma de espiritualidad y la apliques a tu vida para tener sólidos fundamentos con los que comenzar a poner en marcha tu camino hacia la meta a través de desarrollo de un plan, pero…

¡No nos adelantemos!

Queda un cuarto relleno, que es el emocional. Ninguno somos una isla y quien considere que lo es —y, mas aun, que lo puede ser durante toda la vida que sepa y entienda que ya tiene la batalla perdida antes incluso de haberse declarado la guerra.

Todos (¡todos!) necesitamos el desarrollo de algún tipo de conexión emocional para conservar algo que, con el paso del tiempo, ha pasado a estar, uno, más infravalorado y, dos, más distorsionado. La cordura es bella, pero la mayor parte de modelos establecidos por la cultura popular en los últimos cinco o seis siglos han tenido algo de demente, de donde se nos ha hecho creer la idea que solo somos maravillosos, únicos y especiales si estamos, al menos, «un poco locos».

Sea eso más o menos cierto —porque tampoco es materia de debate en este foro—, lo que sí es cierto es que sin conexiones emocionales no podemos llegar a disfrutar la vida en su máxima extensión y, más allá, no podremos nunca llegarnos a conocernos a nosotros mismos debidamente porque si hay de un modo en el que llegamos a conocernos a lo largo de la vida es a través de cómo se reflejan en nosotros las experiencias que compartimos con los otros (no, con la peli de Amenábar, no; con los otros de nuestros congéneres). 

Y hasta ahí, para no ahondar innecesariamente en la materia, los cuatro pilares básicos que necesitamos para vivir. Y los tres puntos.

De ellos —y ahora que hemos afianzado el inicial («A», también conocido como «punto de partida»)—, vamos a pasar a familiarizarnos con aquel llamado «B» (y también conocido como «meta»).

Pero eso será en el siguiente episodio.  

Filosofía Rebelde: ¿Qué viene ahora?

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Gracias por ser parte de esta comunidad de pensadores rebeldes que buscan la excelencia y la autenticidad en sus vidas. Espero que encuentres inspiración y guía en la Filosofía Rebelde para tu propio recorrido de auto-descubrimiento y crecimiento personal.

Gracias por ser parte de este viaje.

Con entusiasmo,
~Ibai Fernández

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Prometo responderlos todos.

2 comentarios

  1. Que buen artículo. Felicidades

    Lo tomaré como resumen de estos meses de proceso que me has ayudado un montón, en comparar mi vida ordinaria qué se acabo y querer la segunda parte de mi vida, que sea extraordinaria.

    Los cambios surgieron de un día para el otro y para comenzar algo, toca primero hacer una auditoria o ANÁLISIS INTERNO, de lo que paso, para ver lo que se puede rescatar, eliminar, mejorar o ver que lecciones se aprenden, para no volver a cometer el mismo error.

    Esto va acompañado con ir a buscar significado al AMOR PROPIO, analizar cual era el sueño de niñ@, quien eres? Como te describes? Que te gusta y no de mi vida? Porqué cedes?, eres feliz? Que haces cuando no trabajas? Cuáles son tus hobbys, pasiones y gustos? A que eres fan? Trabajo, hipoteca, familia, y ahora que sigue? es decir háblame de ti, quiero conocer tu mundo…

    Siendo este un trabajo muy duro, el conocerte, autoexplorarte, amarte, encontrarte y no soltarte.

    Y una vez que logras internamente encontrar a la persona especial que eres, llamalo autoestima, amor propio, propia conciencia, te ves increíblemente la persona más bella del mundo. Y ahi se te luce, tu vestimenta, cambios que te quieras hacerte, ejercicio, dieta, porque se nota tu brillo interno, tu paz, tu sonrisa y alegría por la vida. Que no necesita que alguien más te lo diga porque tu sabes cual es tu valor.

    Una vez que tomas conciencia de ti, de lo que quieres y no, de la vida, la síguiente parte es el CAMBIO, como venga el asunto, sin tantas expectativas, ya que aprendes a vivir intensamente el presente, el aquí y ahora, a cambiar tu conceptualizacion del futuro, a vivir…. sin miedo al éxito (como dicen los arriesgados). A vivir en paz y armonía, en gratitud hacia la vida, hacia el universo.

    Que suena demasiado bueno para ser cierto, y es así.

    Los cambios van acompañados situaciones, de opiniones o criterios diferentes, de alterar cincustancias, de salir de la zona de confort, de defender una ideología, filosofía, inclusive de rebelarse ante las exigencias impuestas por la sociedad.

    Así que toca ADAPTARSE A LOS CAMBIOS, a défender tu punto de vista, ser consciente de ellos, establecer y cumplir límites de tolerancia (qué al parecer han sido para solucionar a los demás y complicarte la vida uno solit@), a conseguir lo más preciado qué uno tiene que es su libertad, si libre albedrío de ser feliz, hacer lo que uno quiera, y no tener que convencer a nadie más que a uno mismo. Ser libre, independiente y feliz, dejando atrás el pasado, viviendo el presente y sin importar mucho el futuro.
    Y la canción que no debe faltar de Carlos Riveras, Si te vas.

    Si te vas
    Mira adelante, solo adelante, no mires atrás
    Si te vas
    No tengas miedo, sigue tu vuelo de libertad
    De libertad

    Un abrazo
    July

    1. ¡Hola, July!

      Gracias por tomarte el tiempo de leer y compartir tus reflexiones tan profundas. Es inspirador ver cómo has abrazado el proceso de autodescubrimiento y cambio. Tu mensaje destila una valiente búsqueda de la autenticidad y la libertad.

      Me encanta la idea de romper con las expectativas y vivir sin miedo al éxito. Es como desafiar al mundo a seguir tu propio ritmo y bailar al son de tu propia melodía. Es un recordatorio de que la vida es demasiado corta para conformarse con lo ordinario.

      Y sí, muchas veces «soltar lo que ya no nos sirve» es el primer paso hacia la verdadera libertad.

      ¡Que tu viaje de autoexploración y autenticidad siga siendo tan vibrante como hasta ahora!

      Abrazo,
      ~IF

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En abril de 2020 comencé The IF Show en Youtube para hablar de ciertos asuntos de los que quería hablar. Después de comenzado, la cantidad de trabajo desplazó el tiempo — y la energía — que tenía para hacerlo, por lo que dejé de producirlo y emitirlo en algún momento del otoño de ese año. Voy a volver a las andadas más pronto que tarde, pero mientras que lo hago, puedes disfrutar de lo que en su momento fue.

Ibai Fernandez
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